sábado, 30 de marzo de 2013

El memorial del desplazamiento


Se quiere en cuanto se nombra,
porque el amor entra por los labios
No me queda otro espacio por habitar que mi propio cuerpo
Las calles tienen nombres de señores, de fechas
                tienen nombres de pájaros & plantas desalmadas.

Cuento que una vez nací, caminé de espaldas a tus brazos
y volví al útero. Lo mordí y me desprendí
entre sangre & réplicas de barro hediondo
Lo mordí con la furia recalentada al sol
               con la distorsión a mi favor
               aun con el dolor de mis encías perforadas
               ignorando las náuseas al borde de la maleta

Maldito pie que gira sobre su propio eje.
Cuando llamo las calles por tu nombre, por fin me calmo
o en el abrazo distante de tu boca cuando no me habla
y así ya no discuto con el polvo de esta tierra malparida.
Porque cuando camino con tu nombre
también lo hago con el recuerdo de tu bautizo salival,
camino con el segundo en que despertaste en mi hábitat
y me miraste con mis ojos somnolientos
y te toqué con la tensión de tus músculos

Maldita mi sangre seca que avanza a piedrazos
y mi paladar en toma por la letra crispada de tu nombre.

210113