Las bancas de las plazas ya no soportan el calor de medianoche ni menos el peso
de cuerpos oscilantes, de estas pieles hambrientas que desalojan el óxido y
desafían la permanencia del musgo;
De las pieles que gritan por una compasión que no necesitan,
que no hace falta en este vértice tan alto, decorado
con manzanas de oro y perfumes de frutillas esquizofrénicas
Cualquiera podría decir que las rejas se derrumban con la lengua
y que todas estas horas se contrastan con los labios mojados de quien las viola en un maullido
y que estas putas horas / horas putas no hacen más que pararse en las esquinas
mendigando cariño envasado con piel de doncella a fuego lento
Esta transacción se paga en efectivo, se prende con las yemas y
se apaga con la siguiente para reestrenarse eterna.
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