martes, 23 de octubre de 2012

ese día yo salí con un poema en el bolsillo, una hojita en la chaqueta arrancada de la mitad de mi libreta, salí también con la canción asida a la oreja, bolero frutal. Ese día aprendí la costa otra vez y recogí mi falda perpendicular al mar. Ese día, esa tarde, esa madrugada tuviste cara de sal y de humo y de piedra. Coincidió mi cadera con el contorno del primer cerro, me detuve, olí y caminé tu olor. Fragmentada busqué de espaldas tu abrazo y lo encontré desvanecido en un aplauso funerario. Ese día volví a mi útero seco con un poema viejo.

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